Un día en el parque dos niños discuten y uno golpea a otro en la cara con una vara; lo cual deriva en que los papás de la víctima, quien por cierto perdió dos dientes y se le hinchó la cara, citen a los padres del agresor, quienes consideran que las peleas entre pequeños de 11 años son normales y parte de su desarrollo en la vida.
Se ilumina la sala y aparecen cuatro personajes, las dos parejas de papás, personas “civilizadas”, maduras y pensantes quienes buscan solucionar problemas de niños; pero oh!! sorpresa son los “adultos” quienes terminan involucrados en un peor comportamiento que el de sus hijos.
Humanos con raciocinio en donde la situación los rebasa y los lleva a desenmascararse y olvidándose de los protocolos sociales; luego de una conversación que no pudo ser beneficiosa empiezan los enojos, reclamos, insultos, gritos, berrinches, agresiones y hasta golpes que saca el verdadero “neandertal” que existe dentro de cualquier persona.
En “Un Dios Salvaje” se cuestiona lo correcto o si es aún mejor lo incorrecto, la exigencia social cuando no queremos ser aceptados socialmente, lo que se debe decir ante cierta situación cuando lo que queremos expresar es totalmente diferente; afortunadamente llega la esencia y naturaleza de cada personaje para dejar fluir el verdadero yo y hacer catarsis al decir lo que piensan y sienten.
Una puesta en escena con la que más de un espectador se identifica y donde el público, entre risas y sonrisas, se está preguntando: en verdad me gustaría tener hijos?
Un texto original de la escritora y dramaturga francesa Yasmina Reza con la dirección de Miguel Septién y la actuación de Chumel Torres, Pablo Perroni, Fernanda Borches y Tato Alexander.
Al respecto Pablo Perroni comenta “si, esta es la vida de los papás, somos capaces de hacer cualquier cosa, los papás somos insoportables pues ellos (los hijos) son nuestros bebés y podemos llegar a estos niveles cuando le tocan lo que uno quiere”.
Al respecto Miguel Septién explica que “habla de una cuestión específica de la crianza de los hijos y creo que puede funcionar como un catalizador y pretexto en algo que es universal para cualquier persona de este mundo que es la negociación o batalla que tenemos entre nuestra parte lógica y civilizada y lo animal y visceral que podemos llegar a ser, y esa es una batalla y negociación que va a existir siempre en nosotros”.
“Un Dios Salvaje” la pueden disfrutar los miércoles a las 20:45 horas en el Teatro Milán, que se ubica en la calle Lucerna #64, colonia Juárez.
Por: Verónica Torres Lizama
Foto: Mario Alonso