Regresa a la escena uno de los textos más complejos de la dramaturgia universal del siglo XX: Final de partida, del dramaturgo irlandés Samuel Beckett, una metáfora existencial y fúnebre en la que toda la vida se reduce a un vacío sin sentido, en el que todos están condenados a una soledad absoluta.
Con actuaciones de Evaristo Valverde, Carlos Mendoza, Guillermo Díaz y Ainé Martelli, en una producción de las compañías Ollin Kan y Badulake Teatro, la propuesta se presentará con cuatro funciones, del 23 al 26 de noviembre, en el Teatro Benito Juárez de la Dirección del Sistema de Teatros de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.
Final de partida (1957), segunda obra de Beckett después de Esperando a Godot, permite vislumbrar la decadencia y la pérdida de humanidad en una familia de cuatro integrantes: Hamm, Clov, Nagg y Nell, quienes están encerrados en un búnker.
Se trata de tres generaciones que intentan sobrellevar, a partir de su retorcida relación, la gris realidad que les rodea después de la explosión de una bomba atómica; es, pues, un recorrido grotesco por las pasiones, vulnerabilidades y vísceras de lo que caracteriza a la sociedad moderna, todo mientras se contempla cómo su luz se extingue poco a poco.
En palabras del propio director de escena, como en Godot, Final de partida es una de las obras de teatro de alto grado poético y con una búsqueda de experimentación muy radical que deja entrever el nacimiento de una nueva y colosal arquitectura verbal compenetrada en un contexto de devastación de una civilización en decadencia.
Final de partida se trata de una sucesión de juegos perversos de un patrón con su esclavo, que han devenido como justificación existencial de una familia formada por el padre, la madre, el hijo y el supuesto nieto.
Aquí, en el seno de esta institución –la familia– plantea Beckett su historia y sus conflictos, la vida en el encierro sin la posibilidad de salir a un exterior devastado por una conflagración nuclear, en la que ya no hay naturaleza ni vida aparente, solo algunos desechos provocados por el desastre realizado por el hombre.
Se trata de una violencia impregnada en una sucesión de diálogos y monólogos que denotan las angustias más extremas cargadas en todas las expresiones de lucha infranqueable que sostienen los personajes en su fatigosa situación: no hay salida porque el juego está predeterminado. El encierro es un aliciente que conserva la vida, porque el exterior ya no existe, todo el paisaje observado desde una ventana, que es inexistente.
José Luis Cruz concluye: “Final de partida es una obra que refleja un metalenguaje que enuncia lo que no se dice, pero está contenidos en mil sentidos, que refleja el pensamiento humano, sus contradicciones y paradojas que violentan el sentido del teatro, al cual Beckett hace añicos rompiendo con el tiempo y el espacio”.
Participan en el montaje Alejandra Garcés en la música original, Liliana Vigueras y Juan Arzabe en el vestuario, y la propia Ainé Martelli en el manejo de títeres, con la asistencia de dirección de Citlalli Lobaco y pintura escénica también de José Luis Cruz.
Final de partida se escenificará del 23 al 26 de noviembre, jueves y viernes a las 20:00 horas, sábado a las 19:00 y domingo a las 18:00 horas, en el Teatro Benito Juárez (Villalongín 15, colonia Cuauhtémoc, Metrobús Reforma).
Admisión: Entrada general, $184. Los boletos se pueden adquirir en la taquilla del teatro y en las plataformas digitales de Ticketmaster.