Sinopsis
En la violenta e ingobernable Ciudad de México de los años
90, con la policía cómplice de los delincuentes, las mujeres
violadas buscan venganza a través de Aída, una misteriosa
justiciera que seduce a los abusadores, los narcotiza y los
tatúa para que nunca olviden lo que hicieron.
Sus poderosos enemigos preparan una emboscada para
descubrir su verdadera identidad. Su única salvación es su
propio pasado.
¿Puede un hombre hacer una película
sobre la violencia que viven las mujeres?
Quizá no se trata de si un hombre puede hacer una película sobre
este asunto, sino de que ya es tiempo de que las haga alguien.
Hay muchas cosas que creemos que ya hemos visto pero en
realidad nos hace falta verlas desde el punto de vista de quien
realmente las vive.
Hace poco tuve un conversación con un joven realizador que
piensa que cuando el director es gay, a pesar de que gocemos de
ciertos privilegios como hombres, también tenemos algo que
aportar que el hombre heterosexual desconoce.
Lo que intenté con Rencor tatuado fue una visión nueva y,
ojalá, distinta a la que otro director tendría.
¿Cómo fue tu trabajo con la guionista?
Conozco a Malú desde mediados de los años 90, fue una de las
primeras periodistas que se interesaron por nuestro trabajo. Sabía
que era novelista, que escribía teatro y también guiones de cine. A
partir de ese momento surgió entre nosotros un lazo afectivo que
se fue desarrollando durante los siguientes años.
En 2009, después de la presentación de Rabioso sol, rabioso
cielo en el Festival de Berlín, me sentí seguro de mi oficio y pensé
que era momento de cambiar, de buscar otros temas y modificar la
manera de afrontarlos. Siempre quise hacer una película de
aventuras. También estaba seguro de mis deficiencias, un crítico
había escrito alguna vez que era un guionista por debajo de
director, entonces supe que era momento de modificar mi manera
de trabajar y Malú era la indicada para este nuevo proceso.
Malú había escrito la primera versión de esta historia en 1995,
antes incluso de la novela de Larsson (La chica del dragón
tatuado). Ese guion dio muchas vueltas. Más de una década
después llegué yo a plantearle una historia que explorara la
transexualidad, y que estuviera muy particularmente preocupada
por la transfobía.
Los guiones sufren muchas modificaciones y eso ocurrió con
Rencor tatuado.
Durante los siguientes dos años, Malú me entrevistó
incansablemente para saber, a veces sin que yo me diera cuenta,
que era lo que verdaderamente buscaba y quería de esta historia.
Hay una concepción muy particular del guión en tus trabajos anteriores, la mayoría de ellos escritos por ti. ¿Fue difícil trabajar con un guion que no escribiste?
Tenía muy claro que había muchas cosas que quería cambiar en
mi manera de hacer películas. Entre ellas la principal era hacer
que la acción estuviera en los diálogos y no sólo en la imagen. Mi
propósito era lograr el equilibrio justo entre diálogos poderosos y
una imagen que no sólo registrara lo que ocurría frente a ella.
Estaba acostumbrado a construir atmósferas en las que tenían
lugar los conflictos de unos personajes que representaban fuerzas
de la naturaleza, un poco como los personajes de las películas de
Emilio “El Indio” Fernández. Todos los personajes de la película parecen tener una vida interior e historia personal mucho más amplia de lo que se ve en pantalla. Hay pequeños gestos, actitudes e incluso palabras que
develan una construcción minuciosa de los personajes.
¿Por qué la película se filmó en blanco y negro?
Es una película de género, ambientada en 1995, cuya acción se
desarrolla en tres tiempos narrativos. Necesitaba un recurso que
me permitiera, de manera sencilla, al corte, dejar claro que
estábamos en una época distinta.
Se acostumbra que el blanco y negro constituya, per se, el
pasado, quise entonces darle la vuelta y hacer que el blanco y
negro fuera el presente y el color, el pasado. En algunos
momentos de la película hay flashbacks dentro de los flashbacks,
en ese caso, variamos la tonalidad para diferenciarlos. Eso es
algo que sólo podría identificarse con la visión repetida de la
película.
¿Cuáles fueron tus referencias literarias, cinematográficas y musicales para esta película?
Es muy difícil responder este tipo de preguntas sin resultar
pedante. Durante el largo proceso que significó la concepción,
planeación y realización de Rencor tatuado, mis intereses y
referencias se fueron modificando, entre las que permanecieron
puedo mencionar el cine de Roberto Gavaldón, Gilberto Gazcón,
Chano Urueta, Fernando Méndez, Robert Siodmak, Fritz Lang,
Jacques Tourneur, Otto Preminger, Edgar G. Ulmer, Abraham
Polonsky, Jules Dassin, Ida Lupino, Georges Fraju y por supuesto,
Orson Welles.
Al ser un proyecto que tomó tanto tiempo filmar, ¿cambiaron tus intenciones/afectos hacia el personaje? ¿Qué aspectos sobre tu personaje tuviste claros desde el inicio?
Nunca anhelé, deseé y procuré tanto un personaje como a Aída
Cisneros. Rencor tatuado se hizo a punta de voluntad férrea a lo
largo de los años y siempre estábamos por empezar y sucedía
algo. Así que la imagen de esa primera Aída y su fuerza se fueron
desarrollando en algo muy distinto a lo que imaginé. Tuve que
abandonar todo lo que había escrito, visto y pensado a lo largo de
ese tiempo y confiar…
La amé y la odié a ratos, pero siempre tuve el pulso en el
estómago… el deseo de contar esta historia.
¿Qué te atrajo del guion?
Cuando supe que el guion era de Malú Huacuja del Toro me
emocioné. Yo había leído hacía tiempo Un dios para Cordelia y me
fascinó. Del guion me atrajo todo: era una historia sobre mujeres,
una zambullida al complejo universo de lo femenino sin
complacencias. Pocas veces el trabajo del actor reivindica la
postura personal, ¡pues este guion sí!. Además Aída como
personaje era un sueño hecho realidad.
¿Es Rencor tatuado una película feminista?
Más allá de que sea una película escrita y protagonizada por
mujeres, creo que Rencor tatuado es una película sobre lo
femenino como tal. Una muestra de un espejo enorme y diverso
de femeninos plurales que luchan ante una realidad rota. Y que
luchan con uñas y dientes.
¿Cómo debería hablar el cine sobre la violencia contra las mujeres?
Que peligrosos me parecen los deber ser en lo referente al trabajo
artístico. Suele ser el inicio de la censura. Creo que se debe de hablar de la violencia contra las mujeres, de muchas formas, porque estamos hartas, porque no queremos ser víctimas, porque es una mierda vivir con miedo.